8/11/08

Patanemo: fusión de río y mar



Patanemo,
tierra pujante llena de contrastes


Tiempos de colonización, momentos en donde la languidez se apoderaba de las esperanzas de libertad de nuestros indígenas. Circunstancias que, forzosamente llevaron a 20 aborígenes a formar parte de la encomienda otorgada al español Justo Desque, de colonizar ciertas tierras que en aquel entonces eran tan bondadosas como vírgenes. Patanemo, nombre que traducido a la lengua invasora significa “Tenemos Paz”.
Así fue bendecida esta hermosa bahía por sus antiguos y desplazados pobladores, los indios caribes, hasta que “la planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de nuestra patria”, frase dicha por Cipriano Castro en 1902.
De esta forma, nuestra bahía se vistió de corona española, en fechas próximas a 1549, obligando con deshonra a los primeros cautivos a trabajos forzados, que iban desde la evangelización hasta la abundante siembra. De esta manera empezó la transculturización, un perfecto esquema dirigido a llenar con la fertilidad de esas tierras y las grandes riquezas de abundancia a la patria extranjera.
Quien imaginaria por inverosímil que fuera, que estas tierras años más tarde, brillaría con mayor intensidad que una perla y su luz llegaría a todo el planeta, atrayendo consigo a turistas de otras fronteras, pues para quienes desconocen el tema, aquí en esta bahía se conjuga la inmensidad del mar, la belleza de los manglares, la altura de las montañas y el dulce correr de la miel convertida en un rió que se fusiona con la arena.
Patanemo puede definirse como un pedacito de cielo formado por un valle inundado, comprendido entre la punta de Yapascua al este y Punta Peñón al oeste. Sus costa oriental y occidental, rocosas y escarpadas que forman los manglares, presentando al sur una ancha playa arenosa de aproximadamente 800 metros de longitud. Al extremo suroeste se divisa la Laguna de La Bocaína, que cubre un área aproximada de 328 Hectáreas, con un largo promedio de 2400 metros y una anchura de 2.000 metros.
Esta bahía cuenta con 20 caneyes que sirven como restaurantes, con la seguridad que el INCRET (El Instituto Nacional para la Capacitación y Recreación de los Trabajadores) le brinda en todas las áreas de sus instalaciones, especialmente en la playa, el rió y los estacionamientos.
He aquí una de las bellezas naturales que difícilmente podría escapar de la imaginación de cualquiera, ¿Quién se resistiría a vivir este sueño? La hermosa vista panorámica que se observa desde la carretera, la espectacular bruma del mar mojando sus caderas y la refrescante agua templada del río que después de una baño de playa refresca a todo el que lo experimenta. Poder sentarse a orilla de la playa, disfrutar de la inigualable sombra que un toldo nos proporciona y poder sentir el agrado de ser atendido por los pueblerinos de la zona, hombres y mujeres que sin duda les venderán exquisiteces que van desde las quiguas hasta el famoso vuelve a la vida, desde artesanía hasta refrescantes bebidas, desde sombrillas hasta las mejores comidas, con el único fin de complacer todos sus gustos a muy bajos costos.
De seguro muchos de nosotros no nos resistiremos a formar parte de estos encantos, sin saber cuales son los esfuerzos, anécdotas, vivencias e historias que estos hombres llevan a cuesta, como el incesable sol que llevan hora tras hora, sin olvidar que la madrugada no fue nada corta, sólo eran las dos de la mañana cuando salieron a los manglares en busca de ostras, pero siempre con la firme convicción de que al final de la tarde el dinero de las ventas los llenará de orgullo y honra.
Historias como estas nunca faltaran en nuestras costas, esfuerzos que fueron realizados en pro de prestarle la mejor atención y servicios en sus vacaciones en esta su tierra. Lo mejor de todo es la fácil accesibilidad por vía terrestre, a la cual se puede acceder desde Caracas y Valencia por la Autopista Regional del Centro, así como desde Morón y Coro.

Definitivamente este es un lugar que no deben dejar de visitar cuando deseen alejarse del estrés de la ciudad y poder disfrutar así de las grandes maravillas que este hermoso estado nos ofrece.

Por: Ismael Mutti

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